Los programas de las escuelas de negocio tienen que reflejar la era actual de responsabilidad social

Los programas de las escuelas de negocio deben reflejar que se está produciendo un cambio de ciclo

Ya no es cuestión de si se enseña o no lo que se da en llamar capitalismo sostenible: la línea directriz que deben marcar los programas de las escuelas de negocio pasa por un recorrido en que la orientación prioritaria se centra en la mejora del mundo. De ahí que ello requiere exigir al máximo a los líderes empresariales y los que ejerzan las políticas de gobierno, por tener una visión para todo lo que hacen, que sea desde la óptica de la responsabilidad social, por ende, desde una cultura corporativa de responsabilidad con la sociedad. Da igual qué tipo de empresa es (grande, mediana o pequeña) o en qué sector de actividad se desenvuelve. Lo social es universal como lo es el medioambiente. Ambas cuestiones son parte de nuestra libertad como seres humanos.

Hoy día, los alumnos de las instituciones de postgrado, son los primeros interesados en que las prioridades de los objetivos empresariales, no solo estén alineados con los de los accionistas e inversores, sino con los objetivos sociales generales

 

Como cambian los ciclos también cambian los valores, y lo que actualmente los estudiantes valoran de los negocios está contrastando que la prioridad que se le daba al valor de las acciones y la capacidad de retorno de la inversión por parte de los accionistas que durante décadas se defendía y practicaba en las organizaciones, así como que se enseñaba en universidades y escuelas de negocio, finalmente ha cedido frente a la fuerza que ha demostrado tener a nivel mundial la responsabilidad social y la primacía de los derechos humanos.

Hoy día, los alumnos de las instituciones de postgrado, son los primeros interesados en que las prioridades de los objetivos empresariales, no solo estén alineados con los de los accionistas e inversores, sino con los objetivos sociales generales, especialmente aquellos más caros y sensibles para la comunidad en la que dicha organización desarrollo sus actividades y/o en las que tiene influencia. Por lo que en las escuelas de negocio los planes de estudios deben reflejar la era de la responsabilidad social. Así de simple.

La ecuación que determina cada día de nuestra convivencia social y empresarial (así como a nivel individual de cada ciudadano), está condicionada por todos aquellos elementos externos fuera de control de los gobiernos y de todos los líderes, caso de las catástrofes climáticas; otras cuestiones como conflictos regionales e incluso guerras, como es el caso de la actual Guerra de Ucrania, depende de la propia acción humana, llámese intereses económicos ilegítimos y/o desmesurados, o también, incompetencia de muchos gobernantes, pero sin duda, la huella que deja esto junto a la consideración de los desastres del medio ambiente, es que casi todo lo que ocurre, gran parte de ello está condicionado por una gran dosis de incertidumbre que propicia una inestabilidad permanente que se ha instalado en la sociedad a escala global.

Por ello, los estudiantes de Australia, o los de la India o los españoles, sumados a los líderes emergentes, especialmente en países del tercer mundo, buscan nuevos marcos y formas de reinventar nuestros sistemas rotos. Es casi una obligación que se nos ha impuesto a las escuelas de negocio por las propias circunstancias que estamos viviendo, que debemos reinventar los planes de estudios y filosofías para reflejar las necesidades de estos estudiantes pioneros, que están utilizando las herramientas de los negocios de maneras novedosas para abordar los problemas.

Y que, aunque parezca ilógico, muchos líderes empresariales y también políticos, se fijan en esta nueva generación de estudiantes y nuevos profesionales, que quizás desde una start-up, están haciendo una aportación tecnológica responsable y de gran utilidad para la sociedad, cosa que seguramente hubiera sido menos costosa y podría haberse anticipado si la hubieran costeado gobiernos o grandes organizaciones con anterioridad.

Pero esto es así. Los emprendedores y los nuevos valores empresariales surgidos de una nueva generación de líderes, sencillamente quieren que el alcance de aquellos beneficios que en el pasado se distribuían solo a los accionistas, ahora se sigan distribuyendo porque hay una legislación que respetar, pero en paralelo, también debe haber una contribución clara y responsable a la sociedad. O sea, la pregunta es: ¿en cuánto contribuye esta empresa a su comunidad, independientemente de los beneficios que distribuye vía dividendos?

Hemos entrado en una época en el que existen ya modelos de negocios centrados en las personas y el planeta, arraigados en la inclusión y el respeto. Y esta nueva generación de profesionales y líderes empresariales forman un tejido de liderazgo, aún imperceptible en relación a los grandes poderes corporativos industriales y financieros de la era del petróleo aún no acabada, aunque poco a poco se va notando que va creciendo el colectivo de personas que tienen la creencia de que las empresas deben adaptarse a las visiones cambiantes del capitalismo. Esta nueva generación coincide en la necesidad de más talento y habilidades que, con demasiada frecuencia, no se enseñan en los programas tradicionales de las escuelas de negocios.

Es por eso, que también ha cambiado drásticamente cuál es la oferta que hacen los empleadores, especialmente después de los años de pandemia, por lo que se busca personas que puedan demostrar un carácter firme hacia este tipo de actuaciones responsables, una experiencia relevante, con unos valores morales que vayan en línea con la nueva cultura corporativa que ha implantado la dirección, que tengan creatividad y condiciones de adaptación permanente al cambio y capacidad de resiliencia. Pero la paradoja es que justamente ahora se está buscando este tipo de profesionales, pero han sido primero los estudiantes y los nuevos profesionales los que iban imponiendo poco a poco con sus búsquedas de empleo, aquellas organizaciones en las que creían había un cumplimiento firme con el medio ambiente, la huella de carbono, los derechos humanos y en definitiva, que iban a trabajar en un entorno de desarrollo sostenible.

Demasiados profesores también a nivel mundial, tanto en universidades como en escuelas de negocio, están todavía comprometidos con la primacía de los accionistas, en lugar de proporcionar herramientas para integrar más plenamente el valor social y la ética en la forma en que se tienen que hacer los negocios hoy día.

Las escuelas podrían hacer mucho más al reconocer que la práctica comercial debe ir acompañada de un profundo conocimiento interno y crecimiento personal.

Hemos entrado en una época en el que existen ya modelos de negocios centrados en las personas y el planeta, arraigados en la inclusión y el respeto

 

El impacto de las escuelas de negocio a nivel de responsabilidad social es indudable

No me refiero solo a la responsabilidad social de las escuelas de negocio que ya han ido introduciendo tanto en sus programas como en su propia cultura corporativa. Lo que vengo a decir, es que cualquier profesional que termina de cursar y aprobar, por ejemplo, un MBA de especialidad financiera, tiene la oportunidad de aplicar las herramientas que ha aprendido a utilizar en el curso, a cuestiones que en la práctica sean complejas, no muy fáciles de resolver y aún, así, contar con los conocimientos para que su actuación profesional sea efectiva.

Esto se viene dando con miles de ex postgraduados de escuelas de negocio en todo el mundo que han ido integrándose en diferentes posiciones de mando y toma de decisiones en las organizaciones, por lo que ya han ido demostrando que han tenido que adaptarse a, por ejemplo, circunstancias en mercados emergentes, por lo que tuvieron que explorar nuevas soluciones a problemas que no estaban siquiera planteados en los programas ni en las experiencias de empresas en países en desarrollo.

Obviamente, los problemas son diferentes pero los mecanismos de solución si bien pueden también diferenciarse, requieren las mismas herramientas y mecanismos decisorios. O sea, que aunque haya comunidades más pobres, se tiene que alentar a los estudiantes de postgrado a investigar nuevos modelos de negocio en los que den importancia al impacto social y ambiental como a los beneficios financieros, pero especialmente, en dichos países en los que por motivos de la explotación irracional, que se ha dado muchas veces, de sus recursos naturales, el propio crecimiento económico de la región se ha debido a un abuso en la extracción y devastación de recursos, destruyendo la biodiversidad y atentando contra el medio ambiente.

Pero la buena noticia es que poco a poco se está vislumbrando en el horizonte unas ganas de introducir innovación responsable y que sea inerte hacia el medio ambiente, y esto especialmente se está haciendo en economías emergentes. Por ejemplo, en Pakistán, la Universidad de Ciencias Administrativas de Lahore no solo garantiza que los paquistaníes de bajos ingresos puedan asistir, sino que también tiene un programa en el que los estudiantes pasan tiempo viviendo en aldeas locales para obtener una comprensión íntima de su país y los desafíos que enfrentan los pobres.

Sin duda, esta premisa que decíamos de cambiar al mundo, pasa inexorablemente por cambiarnos a nosotros mismos. Por tanto, las escuelas podrían hacer mucho más al reconocer que la práctica comercial debe ir acompañada de un profundo conocimiento interno y crecimiento personal. Este es el verdadero cambio que requiere la sociedad, que lleva a su vez, a que se facilite desde las instituciones de postgrado el análisis sobre cómo asociarse con otras personas y/o empresas, a través de líneas de negocio que marcan diferencias e integran el propósito de manera que se traduzca en acción.

Aunque haya comunidades más pobres, se tiene que alentar a los estudiantes de postgrado a investigar nuevos modelos de negocio en los que den importancia al impacto social y ambiental como a los beneficios financieros

 

¿Por qué una empresa debe tener un Programa de responsabilidad social?

Los programas de responsabilidad social son esenciales para aumentar la moral de los empleados en el lugar de trabajo y conducir a un impacto directo en la productividad de la empresa, por ende, en la rentabilidad. Además, las organizaciones que implementan iniciativas de responsabilidad social pueden aumentar la retención y lealtad de los clientes, no solo de los empleados.

¿Cuáles son algunas formas en que las empresas están mostrando responsabilidad social hoy?

Algunas formas en que una empresa puede adoptar la RSE incluyen:

– Ser respetuosa con el medio ambiente.

– Tomar consciencia de la importancia que tiene preservar las condiciones del medio ambiente.

– Promover la igualdad, la diversidad y la inclusión en el lugar de trabajo.

– Tratar a los empleados con respeto.

– Retribuir a la comunidad.

– Garantizar que las decisiones comerciales sean éticas.

¿Qué pasos debe tomar una empresa para implementar un programa de responsabilidad social?

Los pasos que debe seguir para garantizar que su estrategia funcione sin problemas son:

– Definir el concepto, qué es lo que se quiere cuidar, mejorar, etc.

– Comprender los beneficios sociales derivados de la iniciativa para la comunidad.

– Obtener la aprobación del proyecto.

– Establecer objetivos del proyecto.

– Ejecutar un análisis actual de RSC.

– Investigar las iniciativas de RSC existentes en esa región.

– Lanzar la campaña.

Pero la buena noticia es que poco a poco se está vislumbrando en el horizonte unas ganas de introducir innovación responsable y que sea inerte hacia el medio ambiente, y esto especialmente se está haciendo en economías emergentes

 

¿Por qué la ética empresarial y la responsabilidad social corporativa se han vuelto tan importantes en los últimos años?

La RSC demuestra que una empresa se interesa por cuestiones sociales más amplias, en lugar de solo aquellas que afectan sus márgenes de beneficio, lo que atraerá a clientes que comparten los mismos valores. Por tanto, tiene sentido comercial operar de manera sostenible.

¿Cuáles son los 4 principales beneficios de la responsabilidad social?

– Aumento de las ventas y fidelización de clientes.

– ahorro de costos operativos.

– mejor rendimiento financiero.

– mayor capacidad de atracción de talento y retención de personal.

¿Cuál es el principal objetivo de la responsabilidad social de las empresas?

De acuerdo con el concepto de Responsabilidad Social de las empresas, el objetivo de los gerentes al tomar decisiones relacionadas con las empresas no es solo maximizar las ganancias o el valor de los accionistas, sino también servir y proteger los intereses de otros miembros de la sociedad, como consumidores, trabajadores y la comunidad en su conjunto.

¿Cuáles son 4 ejemplos de responsabilidad social?

La RSE generalmente se clasifica de cuatro maneras:

– responsabilidad ambiental.

– responsabilidad ética/de derechos humanos.

– responsabilidad filantrópica.

– responsabilidad económica.

Este es el verdadero cambio que requiere la sociedad, que lleva a su vez, a que se facilite desde las instituciones de postgrado el análisis sobre cómo asociarse con otras personas y/o empresas, a través de líneas de negocio que marcan diferencias e integran el propósito de manera que se traduzca en acción

 

¿Cómo pueden las escuelas de negocios ser más socialmente responsables?

Las escuelas de negocio no solo deben dictar algunos cursos sobre RSE o Sostenibilidad, ni incluir algunas sesiones sobre el tema en algún que otro curso. Deben hacer las prácticas empresariales responsables parte del ADN de sus enseñanzas.

Como presidente de la AEEN siempre he velado porque nuestros asociados se preocupen por estas cuestiones y que si bien después del golpe de la pandemia, ahora la Guerra de Ucrania y años atrás la Crisis Financiera Internacional, siempre en todos los países surgieron voces críticas contra las escuelas de negocio, como responsabilizándolas de cualquier crisis sobrevenida en cualquier parte, como si algunos de los profesionales que habían hecho sus cursos de postgrado y tenían importantes responsabilidades profesionales, por ejemplo, en el sector financiero, trasladaran dicha responsabilidad a las escuelas de negocio que los formaron. Un absurdo total.

Sería presuntuoso tratar de atribuir a las escuelas de negocio toda la culpa de la catástrofe económica mundial que estamos viviendo. Pero sería aún peor no hacer una reflexión crítica.

Impulsadas por las crisis y las críticas resultantes, ya son muchas las escuelas de negocio que han hecho reflexiones en torno al impacto que sus enseñanzas tienen sobre el comportamiento de los ejecutivos y por ende de las empresas, y que han adaptados sus contenidos curriculares. Algunas escuelas no tuvieron que hacerlo por motivo de la pandemia, porque ya lo habían hecho antes. Pero sin duda, aún hay mucho por hacer, no por desidia de los responsables de las escuelas, sino más bien, que por más esfuerzos que se vienen haciendo, estamos asistiendo a un cambio de paradigma de las formas de trabajar (trabajo remoto vs trabajo híbrido) y las circunstancias cada vez más accesibles para procesar datos e información, lo que hace que cambiemos modelos de negocios y procedimientos de trabajo.

Pero todo esto, que es necesario hacer (ajustar y cambiar) hay que contextualizarlo siempre dentro del enfoque de responsabilidad social. Y si bien deben formar parte de los cursos, lo que sí debe ocurrir como ocurre en las empresas, que no debe ser parte de una actividad especializada, sino formar parte de la nueva manera de pensar, que afecte a todos los cursos y actividades, o sea, que también sea parte de la filosofía de la formación de postgrado.

Las escuelas de negocio no solo deben dictar algunos cursos sobre RSE o Sostenibilidad, ni incluir algunas sesiones sobre el tema en algún que otro curso. Deben hacer las prácticas empresariales responsables parte del ADN de sus enseñanzas

 

Otras consideraciones a tener en cuenta

Cuando se llevan a cabo prácticas responsables tienen que basarse en una visión de largo plazo, de la consideración de beneficios que, si bien en el presente pueden ser intangibles, al poder realizarse en el medio y largo plazo entonces sí serán medibles, pero no en el corto. No menos importante es la consideración del impacto sobre el resto del entorno de la empresa, que tarde o temprano se traduce en impacto sobre el valor de los accionistas.

Hay que introducir la visión del impacto global, de la ética y de la responsabilidad en todos los cursos

Cuando se tiene en cuenta el impacto global, el componente ético y la responsabilidad en todas las acciones de las escuelas de negocio, entran a formar parte del núcleo (el motor) de la enseñanza, no solo en cursos especializados. Esta visión de negocio obliga a que se sea muy escrupuloso en la dirección de las escuelas sobre el valor que las decisiones tienen tanto para la institución como para su impacto en la sociedad, especialmente en el largo plazo. Y todo este cambio de paradigma nos lleva a una primera conclusión que tiene que ser el vector sobre el que movernos: la maximización del valor de la empresa no es incompatible con la maximización de los valores, en clara referencia al respeto a los tres ejes mencionados.

Construyendo la responsabilidad social de las escuelas de negocio

Ahora nos parece normal que, por un lado, los estudiantes de cursos de postgrado en todos los ámbitos de los negocios, se preocupen por los problemas ambientales, sociales y de gobierno; por el otro lado, esto implica que las escuelas de negocios deben incorporar ESG en el plan de estudios. De hecho, lo están haciendo rápidamente, pero aún no sabemos si todo lo que se ha hecho a nivel mundial es suficiente (como contenidos curriculares) para la amplitud de conocimientos y problemáticas surgidas a partir de la segunda década de este siglo, que nos está llevando a un grado de aceleración y complejidad del conocimiento científico y tecnológico, así como de las consecuencias de muchos de los avances que la propia tecnología y ciencia producen.

Es interesante recordar que hace poco más de medio siglo, “The New York Times” provocó una auténtica tormenta corporativa y política, cuando se publicó un artículo del Premio Nobel de Economía, Milton Friedman, en el que afirmaba que “la responsabilidad social de las empresas es aumentar sus ganancias”, por lo que en los consejos de administración no había espacio (menos en las asambleas de accionistas) para considerar los aspectos sociales. Friedman estaba convencido que los que mejor desempeñarían este papel social sería el propio gobierno y la democracia.

La cultura corporativa de la época, estamos hablando de los años 50 y 60 del siglo XX, era maximizar los beneficios de los accionistas. Pero el mundo ha cambiado, no solo en cuanto al clima, sino y muy especialmente, en cuanto al nivel de consciencia social.

Se ha abierto un nuevo camino para el cambio social a medida que las diferentes ciudadanías en todos los países, son cada vez más conscientes del problema social y del planeta, de la desigualdad económica y la injusticia en la distribución de la renta que abre cada vez más la brecha entre ricos y pobres. O sea, más ciudadanos del mundo (o sea, más estudiantes candidatos a cursar un MBA, teniendo en cuenta los problemas crecientes económicos para acceder a una buena formación), cada vez más preocupados (los que antes eran escépticos o quizás indiferentes) sobre la capacidad de las instituciones del sector público para reconocer y poner en práctica sus valores.

Y en la actualidad creen que es hora que las organizaciones sean parte de la solución y no parte del problema, lo que incluye a las escuelas de negocio en la ecuación, porque conforman la pieza clave de la formación y capacitación. Por lo que el movimiento ambiental, social y de gobierno corporativo (ESG) está arrasando tanto en corporaciones como en escuelas de negocios. Es poco probable (por no decir casi imposible) que un Nobel de Economía pueda escribir hoy lo que escribió Friedman, porque lo que hoy interesa a la comunidad en todos los rincones de la tierra, es cuánta rentabilidad se ha ganado no a costo de personas, sino cuánta contribución económica y social han hecho las corporaciones gracias a los beneficios obtenidos en el último año.

La responsabilidad social debe formar parte de los cursos, y lo que sí debe ocurrir como ocurre en las empresas, es que no debe ser parte de una actividad especializada, sino formar parte de la nueva manera de pensar, que afecte a todos los cursos y actividades, o sea, que también sea parte de la filosofía de la formación de postgrado

 

Los tres aspectos de ESG

ESG son las siglas en inglés de “environmental, social and governance”. Pero ¿a qué se refiere cada una de las letras?

– La E de Environmental engloba el efecto que la actividad de las empresas tiene en el medioambiente, de forma directa o indirecta.

– La S de Social incluye el impacto que una determinada empresa tiene en su entorno social, en la comunidad.

– La G de Governance alude al gobierno corporativo de la empresa, por ejemplo, a la composición y diversidad de su consejo de administración, las políticas de transparencia en su información pública o sus códigos de conducta.

Dónde lo público no llega o no lo ha hecho de la manera adecuada

No son pocas las organizaciones en todo el mundo que están desarrollando programas ESG debido a la frustración de que los estados nacionales (también los regionales en todos los países) no hacen lo suficiente desde las respectivas instituciones públicas para abordar los crecientes problemas sociales. Otras empresas están poniendo en marcha programas en respuesta a la creciente angustia entre los jóvenes sobre el estado de nuestro planeta. Ahora bien, por más que los tres ámbitos de ESG están interrelacionados, destacan diferentes problemas:

Muchas preocupaciones ambientales están relacionadas con la escala preocupante y la aceleración del calentamiento global. (debemos aclarar que si bien desde la década de los 60 del siglo pasado se ha ido concienciando del problema al que se enfrentaba el medio ambiente, es en la última década que ha crecido de manera espectacular la cohorte de defensores de la lucha que debe realizarse desde todos los frentes: sociales, políticos, económicos, culturales, etc.).

– Las preocupaciones sociales se centran en las injusticias económicas que se han ido acumulando, para lo cual hay que tener en cuenta la brecha entre los que tienen y los que no tienen que invariablemente se ha ido ampliando, así como la división entre ambos estados (riqueza-pobreza) ha sido más dramática en los últimos años. Esto genera inestabilidad e incertidumbre en amplias capas de la población mundial.

– Los problemas de gobernabilidad surgen de una mayor conciencia de las desigualdades percibidas. Más personas se están dando cuenta de que, debido a su raza, demasiadas personas no tienen el mismo acceso a las oportunidades, el progreso, la justicia y las urnas.

Las recientes regresiones en la lucha contra la opresión fueron puestas en primer plano por el movimiento Black Lives Matter. Facebook y YouTube se aseguraron de que muchas de estas instancias se desarrollaran en tiempo real.

Se ha abierto un nuevo camino para el cambio social a medida que las diferentes ciudadanías en todos los países, son cada vez más conscientes del problema social y del planeta, de la desigualdad económica y la injusticia en la distribución de la renta que abre cada vez más la brecha entre ricos y pobres

 

A medida que los consumidores son más sensibles las empresas se hacen más responsables

Si los clientes han mostrado un mayor interés en estos temas, las empresas han respondido con iniciativas que abordan cada uno de ellos. Pero la cuestión es no hacerlo a lo loco: debe ser una apuesta honesta y sincera. Porque es seguro que, si bien muchos de los increíbles esfuerzos ESG de las corporaciones son sinceros, es posible que algunos sean intentos cínicos de aumentar las ganancias.

ESG en la Escuela de Negocios

Así como ahora se espera que las corporaciones produzcan excelentes productos y muestren buenos valores de política pública, también se espera que los profesores de las escuelas de negocios se destaquen en la enseñanza y la investigación y utilicen su experiencia para hacer del mundo un lugar mejor. De hecho, AACSB hace explícita esa premisa en el Estándar 9 de sus estándares de acreditación de 2020. Dice: “Las escuelas de negocios y los negocios son una fuerza para el bien de la sociedad. A través de sus actividades, las escuelas tienen la oportunidad de marcar una diferencia en la sociedad y abordar problemas importantes a escala local, nacional o internacional”.

El Estándar 9 fue profético, porque proporciona una excelente inspiración para que las escuelas incorporen valores ESG en sus planes de estudio. Pero hay otra razón para que las escuelas de negocios lo hagan: los jóvenes de hoy tienen una mayor conciencia de los valores ESG y exigen que sus profundas preocupaciones sobre el cambio climático, la diversidad y la equidad, y la justicia social se integren con sus vidas laborales y elecciones de consumo. De hecho, muchos jóvenes ahora consideran que su activismo es más importante que sus carreras.

Muchos de los estudiantes de hoy elegirán universidades y escuelas de negocio basándose en parte en la forma en que estas instituciones sinceramente articulan e implementan ESG.

Cómo hacen los estudiantes la elección de la escuela de negocio

En términos generales, en todo el mundo, la mentalidad actual de un candidato a elegir, por ejemplo, un MBA, deseará que:

– La forma en que las instituciones de postgrado articulen e implementan ESG.

– Algunos estudiantes decidirán asistir a una universidad y/o escuela de negocio porque sus edificios están construidos para cumplir con los estándares LEED.

– Otros considerarán la forma en que una escuela realiza ferias de empleo, cómo implementa iniciativas de diversidad y si ofrece becas que mejoran la justicia económica.

–  Los estudiantes quieren saber si los profesores brindan su experiencia a los gobiernos locales y las corporaciones de vanguardia.

– Quieren saber quién se sienta en las juntas. Incluso quieren saber acerca de las colectas de botellas y los programas de reciclaje de una escuela.

Y en la actualidad creen que es hora que las organizaciones sean parte de la solución y no parte del problema, lo que incluye a las escuelas de negocio en la ecuación, porque conforman la pieza clave de la formación y capacitación. Por lo que el movimiento ambiental, social y de gobierno corporativo (ESG) está arrasando tanto en corporaciones como en escuelas de negocios

 

Los estudiantes definitivamente observarán la forma en que una escuela de negocios integra la sustentabilidad en el plan de estudios

Se ha incrementado sustancialmente el nivel de consciencia de la responsabilidad social de las instituciones de postgrado, en las cuales, la mayoría también en todos los países han incorporado cursos sobre sostenibilidad y además, han ido ampliando sus planes de estudio en torno al paradigma ESG.

Otros profesores están abordando cuestiones ESG dentro y fuera del aula. Y en algunas escuelas se les ha pedido que enumeren actividades más allá de su enseñanza, con la finalidad de que aborden las necesidades de la sociedad.

Contribuir a una sociedad más equitativa y armoniosa

A los profesores se les pregunta de qué manera utilizan su formación profesional y posición que ostentan para mejorar el medio ambiente y contribuir a una sociedad más equitativa y armoniosa. También se les pregunta si se ofrecerían como voluntarios a nivel local, nacional e internacional en organizaciones que mejoran el acceso al gobierno y sus programas.

Lo que es sorprendente, es que en las escuelas que han tomado esta iniciativa, por ejemplo, en Estados Unidos, las respuestas a los cuestionarios se multiplicaron varias veces, porque con frecuencia ocurre que los mayores desafíos consisten simplemente en reconocer lo que estamos haciendo a diario, cómo lo hacemos y cuál es la finalidad.

No son pocas las organizaciones en todo el mundo que están desarrollando programas ESG debido a la frustración de que los estados nacionales (también los regionales en todos los países) no hacen lo suficiente desde las respectivas instituciones públicas para abordar los crecientes problemas sociales

 

La próxima generación

Las escuelas que despertarán el interés de la próxima generación de estudiantes son las que se centran en los esfuerzos de ESG, ya sea a través de asociaciones corporativas, declaraciones de valores o el tipo de actividades que vayan en el sentido de responsabilidad social. Sin duda, cada vez más el éxito corporativo tanto de empresas como de las propias escuelas de negocio, estará condicionado por cómo gestionen, entre otras cosas, la diversidad. La parte educativa de las instituciones de postgrado debe fomentar la diversidad en los programas y volverse mucho más sensibles a la necesidad de desarrollar líderes y cultivar profesores que representen el amplio espectro de la humanidad.

Cuando las personas lideran, nuestros líderes los seguirán

Las preocupaciones cambiantes del público y la evolución de las actitudes en la sala de juntas han llevado a los cambios correspondientes en las listas de profesores.

Cuando las personas compran productos hoy en día, también están comprando un conjunto de valores

Muchos compran computadoras Apple o chaquetas Patagonia porque, como consumidores, suscriben los valores que defienden estas corporaciones. Asimismo, los jóvenes elegirán programas de negocios por razones que son mayores que la suma de las partes del plan de estudios. Quieren unirse a sus escuelas para hacer compromisos para mejorar los mercados privados y hacer que el planeta sea más sostenible.

Antonio Alonso, presidente de la AEEN (Asociación Española de Escuela de Negocios) y vicepresidente segundo de EUPHE (European Union of Private Higher Education)

 

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