La influencia del Covid-19 para los programas de Escuelas de Negocio

Desde que el Covid-19 entrara en nuestras vidas en el primer trimestre de 2020, hemos perdido la cuenta de declaraciones oficiales, aproximaciones científicas a una realidad que nadie conocía, promesas de vacunas que finalmente llegaron, pero especialmente, en el ámbito de la educación de postgrado, unos interrogantes que surgían por decenas.

Se llegaban a preguntar algunos expertos en la formación de postgrado, si la formación online era lo que se necesitaba o se convertiría en un obstáculo y muchas otras preguntas de las cuales, nuestra responsabilidad desde la AEEN es hacer las cosas simples, que se entiendan y fundamentalmente sean útiles para alumnos, profesores, empresas y sociedad en general.

Estas preguntas que están en boca de todos, no nos exige una respuesta hoy mismo, pero sí aseguramos que vamos a tener que hacer un esfuerzo por ir respondiéndonos a estas y a otras preguntas derivadas en los próximos meses y también años. Porque el cambio ha sido mayúsculo ya que la educación de postgrado también ha sido y seguirá siendo transformada por el Covid-19 como todo lo demás.

Es por ello que cuando nos enfrentamos a desafíos, a veces dilemas que nos cuestan resolver, es conveniente abrir el debate y hacer una rueda de consultas a expertos reconocidos del sector. De ahí que nos hemos detenido hoy en el Instituto Aspen, que con 70 años cumplidos tiene un prestigio consolidado por su capacidad para reunir a líderes de opinión, creativos, académicos y miembros del público diversos y no partidistas para abordar algunos de los problemas más complejos del mundo. Como bien explica esta institución en su web, “el objetivo de estas reuniones es tener un impacto más allá de la sala de conferencias. Están diseñados para provocar, promover y mejorar las acciones tomadas en el mundo real”.

Es por ello que en abril de 2020 en plena pandemia se preguntaban respecto del impacto del Covid-19 cómo había que enfrentarse a esta nueva realidad, para lo cual apelaron a la reflexión y experiencia de los principales profesores que han sido reconocidos con el Aspen Institute Ideas Worth Teaching Award.

Como es habitual en esta tribuna vamos a dar réplica a dichas participaciones, y ver qué nivel de anticipación han tenido en el tiempo, habida cuenta que estamos a septiembre de 2021 y han transcurrido 17 meses desde estas interesantes intervenciones doctrinarias.

Nicholas McGuigan y Alessandro Ghio de la Universidad Monash señalaban que “esta crisis está obligando a los educadores empresariales a cuestionar críticamente sus programas de estudio. Lo que sucedió hace seis semanas es poco probable que sea el caso hoy. La dependencia de un mercado global, la racionalidad económica y el enfoque estandarizado de la gobernanza organizacional y la rendición de cuentas nos dejan vulnerables. Al igual que los cultivos plantados, un monocultivo económico globalizado no puede resistir un virus invasor. La fuerza humana proviene de la diversidad: ideas, sistemas, economías y personas; los programas de educación empresarial deberán evolucionar para proporcionar dicha diversidad”. Desde ya que compartimos en el presente lo dicho hace año y medio porque además tiene plena vigencia. Nuestra fuerza como instrumento social básico que somos las escuelas de negocio, radica en esa diversidad de ideas y para nada limitarnos a espacios cerrados de entendimiento, cuando justamente deben estar abiertos a variables no conocidas ni controlables como la pandemia que nos han exigido y aún nos seguirá exigiendo, no solo una adaptación, sino una capacidad de anticipación a escenarios sociales y económicos que aún se están definiendo. O sea, seguimos inmersos en mucha incertidumbre y precariedad.

Estos profesores dicen a su vez, que “el distanciamiento social está impulsando a las escuelas de negocios a repensar cómo se conectan con sus partes interesadas. La conexión espacial se está convirtiendo en la nueva norma donde es probable que continúe la confusión de la interacción física y virtual. El impulso drástico en todo el mundo para entregar instantáneamente y en línea resultará en una mayor demanda por parte de estudiantes y administradores de soluciones educativas instantáneas a corto plazo. Predecimos que la conveniencia del aprendizaje en streaming reemplazará los inconvenientes problemáticos que a menudo experimentan los humanos al participar en el aprendizaje transformador. Esto es peligroso”.

Por su parte, Regina Abrami de la Wharton School of Business, afirmaba entonces que “la incertidumbre está en todas partes. La enseñanza de la gestión de la incertidumbre aumentará, pero como un campo de experiencia que ya no es propiedad exclusiva de los modeladores financieros, los recolectores de sentimientos y otros científicos de datos o asuntos de gobierno. Es probable que los estudiantes de negocios se vuelvan más ansiosos por marcos ricos en contexto que expliquen el comportamiento político a nivel macro, posiblemente con énfasis en el análisis institucional comparativo y el estudio del derecho”. Compartimos lo que dijo por el doble valor que tiene su anticipación. La crisis de liderazgo existente a nivel político global, evidenciada, salvo honrosas excepciones, por los líderes políticos mundiales, sigue requiriendo como decía esta profesora de la Wharton School of Business, de un marco político amplio, que pueda explicarse con modelos creíbles los aspectos macro sociales y también macro económicos, cuáles son las políticas que están en ciernes de ser aplicadas y si han sido suficientemente discutidas en los respectivos parlamentos a fin de que sean útiles y efectivas. Sin este marco de referencia, tanto en 2020 como en los próximos dos o tres años a partir de hoy, el esfuerzo que podamos hacer desde las escuelas de negocio podrá no tener el impacto deseado si no se acompaña desde las más altas instancias institucionales, tanto a nivel nacional, pero especialmente en el ámbito de la Unión Europea.

Regina Abrami decía también que “los estudiantes de negocios ya habían abrazado el poder de la narración de historias, pero en gran parte como una actividad secundaria del club o posiblemente en el camino hacia el lanzamiento de una nueva empresa. Sin embargo, las secuelas de Corvid-19 muestran que el arte del liderazgo y la influencia es más que una buena historia. Se trata de transparencia y empatía por los de tu audiencia. Nuestros líderes sobresalieron mejor cuando encarnaron ambos aspectos. Es probable que los estudiantes busquen clases que les ayuden a entenderse no solo a sí mismos, sino también a cómo “ser realistas” con los demás”. Cómo no vamos a compartir tremenda capacidad de anticipación de esta profesora estadounidense que apela a realidad e implementación práctica frente a lo que nos ha dejado el Covid-19, no solo quieren los alumnos ser una audiencia de teoría sino de cómo enfrentarse a problemas concretos. Esto requiere programas ajustados a esta nueva realidad que la pandemia nos ha impuesto.

En cuanto a lo que opinaba Robert Sroufe de la Universidad de Duquesne decía que “necesitamos desarrollar e impartir cursos que ayuden a los tomadores de decisiones a modelar y lidiar con problemas complejos e incertidumbres. Podemos dar forma al panorama educativo en evolución para ayudar a los líderes empresariales del futuro a tomar mejores decisiones que no contribuyan a problemas complejos, sino que permitan los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas. Cuando hay un problema nuevo, los académicos pueden ser una voz de la razón, rompiendo la complejidad mientras contribuyen a vender soluciones (no problemas de marketing) en la intersección de los negocios y la sociedad a medida que involucramos al público con la investigación basada en evidencia y traemos estos problemas en nuestras aulas”. Sin duda hacía una apelación absolutamente válida al día de hoy, hacia programas y clases focalizados en tratar la evidencia con la seriedad que requiere, no con soluciones de problemas poco aplicables, sino aquellas que sean capaces de enfrentar escenarios que no habían sido previstos ni en las mentes más lúcidas.

Melissa Bradley de la Universidad de Georgetown, estaba convencida hace año y medio que “la educación virtual y remota seguirá aumentando. Idealmente, esto aumentará el acceso de los estudiantes, al tiempo que reducirá algunos de sus costes de participación. Las microclases se harán populares. En lugar de clases de un semestre, la atención se centrará en contenido más profundo y enfocado en períodos de tiempo más cortos. El semestre puede convertirse en un marco falso para la enseñanza y los módulos, de 3 a 6 semanas, se volverán más populares”. Esto también nos parece una visión de futuro muy acertada y con el mérito de haberla hecho cuando se desataba la pandemia y más controvertida eran todas las opiniones, así como las medidas que se tomaban desde los gobiernos del mundo para atajarla.

Melissa Bradley era de la opinión que las universidades (nosotros agregamos a las escuelas de negocio) deberían forman asociaciones con empresas de tecnología para mejorar su capacidad, basándose en la infraestructura y el contenido.

Creemos desde la AEEN y lo defenderemos en todas las instancias, que las escuelas de negocio son una parte esencial del proceso educativo de una sociedad avanzada. Que tienen que seguir velando por el prestigio ganado en las últimas décadas, pero que hay que tomarse muy en serio que el reto de adaptación de programas y especialmente, acuerdos con organizaciones, muy en particular, del ámbito tecnológico, será lo que marque la dirección de un camino que no es para nada fácil en este horizonte que se marca desde los ámbitos políticos mundiales, como es el 2030. Queremos ser más modestos, nuestro horizonte está solo a dos años vista, pero especialmente en los nuevos cursos que tienen que iniciarse ahora en el segundo semestre de 2021 y los del primer trimestre de 2022.

Desde la AEEN trabajaremos muy focalizados en los nuevos programas y sus contenidos curriculares, así como las metodologías que haya que aplicar, siempre adaptándonos a circunstancias cambiantes, y por supuesto, a las novedades que la tecnología nos vaya ofreciendo.

Antonio Alonso, presidente de la AEEN (Asociación Española de Escuela de Negocios) y secretario general de EUPHE (European Union of Private Higher Education)

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