Si hacemos un repaso sobre la importancia que las escuelas de negocio tienen en la sociedad actual, especialmente en cada uno de las comunidades (regiones) que tienen en sus respectivos países, un factor determinante de ese impacto es la calidad de su cuerpo docente. Desde ya que no es el único, porque los recursos con los que la escuela cuente en cuanto a programas y otros elementos tecnológicos puestos a disposición, tanto en la formación presencial como online, también son fundamentales. Pero lo que es sin duda clave en la influencia en los asistentes a un MBA u otros cursos de postgrado, es la impronta que cada profesor en su especialidad deja en los alumnos.
Hay un patrón común en cuanto a los profesores de escuelas de negocio: su efectividad se basa no solo en su pericia y conocimientos, sino que tienen un sentido de autenticidad y propósito cuyo alcance va mucho más allá del aula y que está llevando esa transmisión de conocimientos y experiencia a la sociedad en su conjunto.
Porque se replica en cada persona que tiene la posibilidad de cursar un postgrado, que después le sacará partido en su crecimiento personal y desarrollo profesional, lo que redundará en beneficio de la empresa en la que trabaje o la nueva empleadora que lo contrate. En realidad, de esto se trata: de potenciar el talento y formar nuevos profesionales que contribuyan al crecimiento económico con su eficacia personal. Por tanto, la influencia, por ejemplo, de un profesor de marketing u otro de finanzas, en la medida que los componentes éticos y técnicos se perpetúen en los nuevos profesionales que obtuvieron un MBA, la sociedad en su conjunto sale beneficiada.
Los profesores muy experimentados en cursos de postgrado, contribuyan tanto al avance de los negocios como al bien común, ya que son un modelo a seguir y también una fuente de inspiración para los alumnos, no solo en cuanto a los valores referidos a la ética en los negocios y la integridad que son tan valiosos, sino también, en cuanto a que cuando ven delante del aula impartiendo una clase a un director de marketing o de RRHH de una organización importante, sienten la necesidad de emularlos, quieren en ese momento estar muy atentos a cuáles son las claves no solo del aprendizaje de la temática del día, sino cómo hacen para ser como son, cuál es su visión de las cosas en general, qué opinión van mostrando los profesores sobre determinados aspectos del mercado, de las nuevas tecnologías y cómo están influyendo, habida cuenta de que se esfuerzan en relatar historias de su propia trayectoria que sean ilustradoras de cómo hay que actuar en determinadas circunstancias.
Especialmente de interés para los alumnos son los retos frente a un futuro de disrupción tecnológica, aunque también les interesa mucho como actuar en situaciones de conflicto e incluso cuáles han sido las salidas que experimentó el profesor en una determinada crisis.
Como presidente de la AEEN siempre he estado muy de cerca de la dirección de las escuelas asociadas, manteniendo conversaciones en las que los responsables me iban indicando nuevos ámbitos en los que se preocupaban por abordar. Especialmente importante ha sido la manera en que se ha dirigido todo el sector en plena crisis de la pandemia. Esto implica hablar de novedades tanto programáticas como de metodologías de trabajo, y muy especialmente el cambio forzado que el Covid ha obligado al sector en España y en todo el mundo, con las clases online como prioridad exclusiva durante el confinamiento, pero también teniendo en cuenta que en la etapa post-Covid, tanto las empresas que facilitaban el trabajo híbrido como resultante de un proceso tremendamente duro al que la sociedad en general se vio afectada, nuestro sector también tuvo que adaptarse a la manera híbrida y especialmente – lo hemos dicho en varias ocasiones- estábamos mejor preparados que otros sectores para la adaptación al formato online porque ya lo veníamos haciendo.
La clave del éxito de los profesores
Debemos buscarla en un riguroso proceso de enseñanza en el que adoptan algunas prácticas comunes:
– Se preparan a fondo para la clase.
– Construyen comunidades de aprendizaje (son muy buenos en la creación y coordinación de equipos).
– Saben destacar cuál es el escenario actual en el que las empresas se están moviendo en el mercado.
– Saben perfectamente señalar cuáles son las necesidades experienciales y formativas que se solicitan en cada puesto de trabajo.
– Tienen una visión general de la economía y las tendencias futuras a las que se enfrenta, tanto el país como las organizaciones.
– Saben equilibrar lo complejo frente a lo simple, buscando explicar con modelos de aprendizaje que vayan de los simple a lo complejo.
– Saben simplificar los modelos para adaptarlos a la realidad del momento.
– Logran que los alumnos tengan un aprendizaje profundo e interactivo.
– Priorizan la relevancia que tiene tanto la buena bibliografía como todo tipo de material que aporte conocimientos y experiencia práctica.
Pero un detalle importante, es que cada uno de estos elementos que entran a formar parte de ese todo metodológico, está formado por varios componentes. Para hacer que el aprendizaje sea interactivo, por ejemplo, muchos de los profesores cambian la experiencia de aprendizaje, usan nuevos modelos de aprendizaje activo, asignan proyectos a equipos pequeños durante la clase y utilizan habilidades de escucha activa.
Pero también hay que destacar que como masa crítica que caracteriza a todos estos profesores del ámbito de los negocios, son identificados especialmente por ese sello de autenticidad que deriva de su experiencia en la dirección de personas, haber tenido o estar teniendo responsabilidades importantes en las tomas de decisiones, haber gestionado millones de euros en presupuestos, haber participado en la apertura de filiales y/o sucursales así como también la experiencia internacional en otros mercados.
La preparación de cada clase
Los profesores de escuelas de negocio se preparan a fondo para la clase, dando mucha importancia a los equipos (esa construcción de comunidades referida) que tienen impacto no solo de aprendizaje sino del valor de redes profesionales, buscando equilibrar tanto la profundidad y complejidad de las temáticas con la simplificación a los fines de que la teoría sea aplicable, demostrable y que pueda verificarse con proyectos concretos de colaboración con empresas que tienen acuerdos con la escuela de negocios.
El aprendizaje para los profesores de negocios debes se lo más interactivo posible y le dan muchísima importancia a la calidad del material, las lecturas, así como las referencias a autores y tratadistas que van conformando la doctrina en cada campo de conocimiento.
Cuando se tienen en cuenta estos elementos y están bien indicados, así como asegurados, sus alumnos van adquiriendo una auténtica pasión por la materia porque justamente el profesor pone pasión en lo que transmite. La enseñanza es altamente efectiva cuando hay pasión por la materia, en primer lugar, de parte del profesor, luego por la emulación que el alumno, por ejemplo, en un MBA, quiere aproximarse y tener la sensación que les posible en su trabajo ascender siguiendo el camino y las enseñanzas de ese profesor de MBA. Los alumnos saben cuándo el profesor tiene una profunda preocupación por sus alumnos en que vayan comprendiendo la materia en cuanto a los conceptos técnicos como la aplicación de los mismos. De ahí el impacto positivo que más allá del aula las enseñanzas tienen para que puedan aplicarlas inmediatamente en sus puestos de trabajo.
En cuanto a que los profesores tengan un enfoque en un propósito superior, se alinea con el creciente interés de las escuelas de negocios por tener un impacto positivo en las organizaciones y la sociedad.
Como enfatizaba la AACSB en sus Principios y estándares para la acreditación empresarial de 2020, “las escuelas de negocios son una fuerza para el bien, que contribuyen a la economía mundial y a la sociedad”.
Cada vez más presión al profesorado de las escuelas de negocio
¡Qué es lo que no se ha visto afectado por la pandemia! Por supuesto que nada. En el ámbito de las escuelas de negocio el aprendizaje online alcanzó la mayoría de edad cuando a escala global empresas, familias y países estábamos confinados y bloqueados económicamente. En nuestro sector, los profesores se vieron obligados a adoptar toda la tecnología que tenían disponible para mantener las clases en forma remota.
Evidentemente esto trajo consecuencias: las cosas jamás iban a volver a ser como antes en la sociedad en general, siendo afectadas todas las organizaciones de cualquier tipo y sector en distinto grado, pero con consecuencias que llevaron a diferentes grados de reorganización obligada y de transformaciones digitales apresuradas. El modelo tradicional de trabajo en la oficina iba a cambiar para siempre, enfrentándonos hoy día al trabajo híbrido como algo natural, habiendo comprendido los empleadores que también se podía ser eficaz en el puesto de trabajo compatibilizando presencia física con conexión remota.
Obviamente también se cambiaban los modelos tradicionales de formación de MBA en que ya no solo hablamos de lo remoto y presencial, sino de algo más sutil pero muy importante para el futuro de la formación de postgrado: el profesor por más experiencia que tuviese se estaba convirtiendo en un auténtico moderador, porque sus conocimientos y trayectoria que le hacían acreedor de conferencias y clases especiales, ya ahora con planes de estudios disponibles online, los profesores tuvieron que también reinventarse en esta nueva etapa viendo qué es lo que realmente iban a agregar de valor a la enseñanza.
Y esto no es una cuestión que se esté dando solo en España y Europa, sino a escala global. Por ejemplo, Jochen Wirtz, que es profesor de marketing en la Escuela de Negocios de la Universidad Nacional de Singapur, sostiene este principio de que los profesores actúan cada vez más como guías que ayudan a los estudiantes a aprender, a menudo dirigiendo debates con oradores invitados. “En los viejos tiempos, simplemente ibas al frente de la clase y enseñabas”, dice Wirtz, un alemán que se unió a la escuela en 1992. “Ahora, tenemos que repensar nuestro enfoque”.
Mi coincidencia con Wirtz es total, ya que creo como él que el mayor uso de la tecnología ha beneficiado a los estudiantes, que pueden estudiar los conceptos básicos en su propio tiempo online, mientras que el tiempo de contacto se dedica a debates interactivos, a veces con la participación de altos ejecutivos. Las videoconferencias también facilitaron la atracción de estos oradores invitados. De ahí que Wirtz lleva razón cuando dice que el “Covid fue un cambio saludable para la enseñanza”.
Pero no debe llamarnos la atención que cuando sobrevienen cualquier tipo de crisis, las instituciones y los líderes siempre son cuestionados. Algunos sectores aguantan mejor los conflictos y la contestación social que otros. Esto natural que así ocurra. En nuestro sector, también nos hemos tenido que enfrentar a presiones diversas, en España y en todo el mundo, derivadas de una pandemia que cambió las reglas del mercado.
Las escuelas de negocio se empezaron a enfrentar a una creciente competencia de instructores alternativos y críticas de que la investigación de las escuelas de negocios carece de relevancia práctica. Con esto no estoy de acuerdo, pero sí debemos esforzarnos en demostrar constantemente nuestra adaptación a los cambios que el cambio de mercado y la realidad empresarial está exigiendo.
De hecho, también a nivel mundial esta es una respuesta que las escuelas de negocio están dando a los empleadores y estos han tenido que rendirse (una forma de decir) a que la retención del talento recae también en el apoyo que desde las organizaciones se da a los candidatos a hacer un curso de postgrado, porque en definitiva redunda en beneficio de rentabilidad operativa para las empresas. Esto está probado.
Pero igualmente, cuando hay críticas hay que escucharlas. Es el caso de Caryn Beck-Dudley, que es la presidenta y directora ejecutiva de la Association to Advance Collegiate Schools of Business (AACSB), el organismo de acreditación, que afirma que “es muy difícil para el cuerpo docente en este momento”, en referencia clara a dos cuestiones: la proliferación de opciones alternativas de formación online a través de plataformas y consultoras; las dudas puestas sobre los programas de las escuelas y la operatividad del aprendizaje que se adquiere en ellas.
Pero como siempre ocurre, el fiel de la balanza se mueve hacia un lado y el otro, por lo que la buena noticia, es al menos para una élite de profesores que se ha producido un incremento salarial según lo que la propia AACSB dice, ya que entre 2007-08 y 2020-21, el salario promedio de los profesores de escuelas de negocios mejor calificados en Estados Unidos en todas las disciplinas aumentó un 36 %, de 127.200 a 173.300 dólares, superando la inflación de este país.
Es por ello que Mauro Guillén, decano de la Escuela de Negocios Cambridge Judge en el Reino Unido, dice que las instituciones académicas compiten ferozmente para contratar a la próxima generación de profesores emergentes de los mejores programas de doctorado. “Todos los años hay una pequeña cantidad de superestrellas y todos las quieren”, dice Guillén. “Eso hace subir los salarios”.
A medida que las estrellas obtienen salarios cada vez más altos, esto eleva el promedio de pago general, mientras que las escuelas que pierden a los mejores profesores ante sus rivales deben pagar más para reemplazarlos.
La competencia de recursos con el sector privado
Las escuelas de negocios también compiten con los recursos del sector privado, que generalmente paga más, para atraer a los mejores profesionales que han destacado por su actividad docente en cursos de postgrado. Esto ha provocado que se produzca un alto coste de oportunidad de un trabajo en el mundo académico que se refleja en la cantidad de profesores de negocios que también obtienen ingresos adicionales de conferencias o trabajos de consultoría.
Hasta la etapa pre-pandémica, e incluso podemos irnos unos cinco años atrás, simplemente los profesores de negocios se ponían delante de una clase y dictaban su materia. Enseñaban y no pensaban en agregar formas alternativas a su abanico de ingresos. En la actualidad se ven obligados a repensar su enfoque.
Entonces se produce también a nivel mundial una paradoja: si bien existe un exceso de graduados de doctorado en el mercado laboral, muchos no pueden encontrar trabajos académicos. Las mejores escuelas de negocios quieren contratar doctores solo de los mejores programas, pero este grupo de talentos no ha crecido online con la creciente demanda de educación empresarial en las últimas décadas.
Esto lo confirma Sankaran Venkataraman, decano asociado senior de facultad e investigación de la Escuela de Negocios Darden de la Universidad de Virginia, cuando afirma que “la oferta no ha cambiado mucho, pero la demanda ha aumentado, siendo además las escuelas muy cuidadosas con las personas que contratan. La procedencia es importante”.
Algunas escuelas están contratando a más ejecutivos de la industria para impartir clases. A menudo son más baratos que los profesores titulares y aportan experiencia del mundo real. Esto refleja la necesidad de lograr un equilibrio entre el rigor académico y la formación práctica. Muchas escuelas están siendo criticadas por centrar los recursos en la investigación teórica que llega a un público reducido con una aplicación práctica limitada.
Ding Yuan, decano de la Escuela Internacional de Negocios China Europa en Shanghái, dice que el sistema de tenencia es en parte culpable. Diseñada para salvaguardar la libertad académica, la permanencia esencialmente brinda a los profesores un trabajo de por vida. Es un sistema de “arriba o afuera”, con académicos requeridos para lograr promociones dentro de un cierto período de tiempo. Esto los presiona para que “publiquen o perezcan”, cree Yuan, con énfasis en la cantidad.
Algunas instituciones han reemplazado la tenencia con contratos de duración determinada, pero la medición del impacto de la investigación está en sus inicios.
Antonio Alonso, presidente de la AEEN (Asociación Española de Escuela de Negocios) y vicepresidente segundo de EUPHE (European Union of Private Higher Education)