Vamos a hacer un análisis del impacto de las escuelas de negocio en los modelos de negocio, pero justamente lo haremos en este sentido (por la dirección que tomamos) no en el que se está hablando un día sí y otro también, del impacto que las escuelas deben tener en el desarrollo sostenible. Esta cuestión ya la hemos tratado en esta tribuna en varios artículos.

Hoy damos un giro, y veremos cuándo y cómo un modelo de negocio de cualquier empresa se puede ver transformado gracias al impacto de las escuelas de negocio en general. Sin duda, si en esta empresa en particular, hay un líder que pasó años atrás o también recientemente por un programa de MBA y ha participado activamente en su proyecto final de carrera junto a otros profesionales y especialmente buscando la aplicación práctica de sus estudios y del equipo de compañeros en algunas áreas de interés de su empresa, sin duda, el impacto es directo.
Pero también hay en el mercado un impacto permanente de tipo indirecto, al que no se le puede vincular ningún proyecto concreto, pero sí está inmerso dentro de una cultura de mercado corporativo global en el que las empresas van incorporando nuevas herramientas de dirección, nuevos modelos de negocio que van surgiendo entre la implementación práctica probada y el desarrollo académico muy experimentado en determinados campos, como ser el marketing, los recursos humanos o la dirección financiera.
No debemos olvidar, que especialmente (y lo hemos dicho también en artículos ad-hoc) la transformación digital (nos referimos a su aceleramiento como consecuencia del Covid-19) también ha impacto en los modelos de negocio de las organizaciones, por lo que sin ningún género de duda ha forzado a las empresas a una adaptación acelerada como jamás antes las habían sufrido, por ende, también a las escuelas de negocio, que si bien estaban en mejores condiciones que otros sectores de la economía ya que venían trabajando en la formación online, hace años, tuvieron que hacer un esfuerzo más en este sentido. Y sin duda, a pesar de todos los avatares vividos en los últimos dos años, el mejor campo de pruebas (laboratorio de ideas e implementaciones) para comprender la evolución y nuevos escenarios de los modelos de negocio, siguen siendo (y lo serán en un futuro mediato) las escuelas de negocio.
En la dirección de las escuelas, tanto a nivel europeo como a escala mundial, hay un cierto consenso sobre las cuestiones que consideran tienen impacto en general, no solo en los modelos de negocio. También sabemos por todas las investigaciones recientes que se han realizado en este sentido, que incluso a pesar de hablarse de impactos globales no circunscriptos solo a modelos de negocio, las opiniones eran divergentes sobre qué enfatizar y cómo evaluar las iniciativas más importantes que estas instituciones de postgrado debían priorizar.
Cuando nos referimos a impacto global hay que tener en cuenta diversas categorías que forman parte de la esencia de las escuelas de negocio, tales como la investigación, docencia, proyectos estudiantiles y operaciones de las propias escuelas en diversos ámbitos, especialmente en los últimos años, en materia de sostenibilidad.
Vayamos al impacto directo
Sin duda, desde el mismo momento en que la enseñanza de postgrado tuvo que empezar a demostrar hace ya unos cuantos años, la importancia de su propósito social y si realmente estaban a la altura de los tiempos, se han venido produciendo una serie de iniciativas sociales más amplias que implicaron trabajar con comunidades locales, dado como hemos sostenido también en ocasiones anteriores, la trascendencia que una institución de postgrado tienen para el desarrollo social y económico de una región.

Pero cuando vemos que se quiere etiquetar en qué campos concretos tienen impacto, afloran temas destacados que incluyen iniciativas en el lugar de trabajo, en una gran mayoría relacionadas con el bienestar y la inclusión del personal y los estudiantes, con programas de apoyo a la salud física y mental y ayuda financiera para apoyar a quienes se encuentran en dificultades. Entonces surge la pregunta: ¿tienen estas acciones una consecuencia directa en los modelos de negocio? La respuesta no ofrece dudas. Por supuesto que sí, porque si algo hay que adaptar de manera transversal en las organizaciones y las escuelas, es la nueva sensibilidad social que viene instalándose cada vez más en las políticas tanto empresariales como en las de diseño de contenidos curriculares.
O sea que, en definitiva, los nuevos modelos de negocio tienen que recoger todas estas influencias que surgen de aquella mayor sensibilidad por los social, amén de los sostenible. Esto, en definitiva, es la adecuación de modelos de negocio convencionales a modelos sostenibles, pero con la debida aclaración que desde el punto de vista técnico, tienen que ser financiera y económicamente factibles, no solo socialmente. Esto es lo que criticamos cuando las corrientes de opinión ponen sobre la mesa un exceso de sostenibilidad sin hacer que el sustratum (el sustrato o esencia) sea mínimamente factible en sus aspectos económicos, porque entonces de nada sirven proyectos irrealizables que pueden llevarse a cabo con elevados costes sociales a medio y largo plazo, que como siempre terminarán pagando los más vulnerables y desfavorecidos, cuestión que en la base misma del razonamiento no se pretendía ir en este sentido. O sea, se lograría un efecto inverso, que desde ya que no está en el espíritu de ninguna dirección de escuela de negocios que se precie de mínimamente respetable.
Modelos de negocio y generaciones futuras
Las formas son importantes, pero más lo es el fondo. Por ello, más allá de cómo se definan las instituciones de postgrado respecto a este planteamiento de impacto que hacemos hoy, no hay duda de que muchas escuelas de negocios están desempeñando un papel importante para ayudar a preparar a las generaciones futuras para una serie de roles funcionales (en las empresas) y sociales (por su impacto en las decisiones que tomen como directivos). O sea, que impactan en el modelo de negocio y en una nueva clase de liderazgo, lo cual ya tiene en conjunto para las escuelas otro tenor y responsabilidad social.
Creemos que próximos pasos pueden ir en línea de hacer todo este esfuerzo no de manera espontánea (coloquialmente diríamos sin pensar demasiado), sino hacerlo de manera más sistemática y completa, al mismo tiempo que alentar a otros a hacer más.
¿Quiénes son estos otros?
La fuerza generada por este cambio de modelo que está impactando en los modelos de negocio del mercado, es de tipo centrífuga, porque invade todo el campo de acción profesional de empresas, personas e instituciones educativas de postgrado.
La noción de impacto se está volviendo importante para las escuelas de negocios internacionales
Cuando se asume la importancia de dar respuesta tanto a la sociedad en su conjunto, como a la vida diaria de las empresas que en su mayoría necesitan gente con más elevados niveles de formación y capacitación, sin duda es una forma de antídoto contra esas corrientes de opinión que a nivel internacional están ejerciendo fuertes presiones relacionadas con la legitimidad de las instituciones de postgrado. Aunque el término impacto ha ganado popularidad, los enfoques comunes del impacto de las escuelas de negocios se basan en publicaciones académicas o en los salarios de los ex alumnos. No existen mediciones concretas ni indicadores económicos que respondan a la orientación que damos, excepto algunas investigaciones y también encuestas, de las que hemos dado nota en esta tribuna. Pero es tiempo de construir estas métricas como se elaboran otro tipo de modelos econométricos, o sea metodológicamente.

Repasando un poco los diversos enfoques que existen en el mercado y especialmente en la doctrina, nos permite desarrollar (al menos intentar sentar las bases) de nuevos modelos conceptuales respecto al impacto de las escuelas de negocio, tanto en su contribución total a la sociedad, como circunscritas solo a los modelos de negocio.
El pluralismo de enfoques en términos de impacto de la escuela de negocios abre nuevos espacios para elecciones estratégicas originales, de manera que se produce una limitación para aquellas focalizaciones que siguen rondando en temas demasiado discutidos del ámbito organizacional. Sin embargo, la noción de impacto también tiene algunas limitaciones que deben ser consideradas, más aún cuando la formación de postrado recibida en las escuelas de negocio se puso en el punto de mira desde la Crisis Financiera Internacional de 2008-2009, momento en el cual la crítica era por qué no cumplían estas instituciones educativas con su propósito principal de producir gerentes profesionales (Rousseau, 2012) y acusadas de producir líderes irresponsables (Chakravorti, 2014), estudiantes de MBA arrogantes y profesores narcisistas (Chark, 2014; Pfeffer , 2013).

También han sido criticados por producir investigaciones consideradas como un desperdicio costoso (Di Meglio, 2013).
Por otro lado, parece haber un creciente interés intelectual en la cuestión del impacto de las escuelas de negocios (Pfeffer y Fong, 2002), pero hay pocos trabajos científicos, si es que hay alguno, sobre la noción ampliamente definida del impacto de las escuelas de negocios. Suponemos que una de las razones de esto es que la noción de impacto es difícil de comprender y de evaluar y/o evaluar en un marco unificado.
Nuevos modelos y contextos cambiantes de la escuela de negocios
Cualquier momento puede ser el oportuno para emprender un examen crítico y una evaluación de nuevos modelos y nuevos enfoques innovadores para la educación gerencial. A este nuevo escenario le vamos a incorporar los que llamamos “Factores relevantes para impactar en los nuevos modelos de negocio”.
No se puede hacer un enunciado taxativo, pero a fin meramente descriptivo de la situación, tenemos que determinados factores deben ser tenidos muy en cuenta:
– Entornos empresariales cambiantes
Como dice el viejo adagio “nada es cómo era entonces ni volverá a serlo”. Razón más que suficiente para comprender que el entorno empresarial estable y orientado al crecimiento del pasado no solo está cambiando, sino que en su concepción tradicional está perimido.
Los países más desarrollados tienen menos estudiantes de pregrado y postgrado. Incluso el mercado de educación ejecutiva relativamente estable parece estar en recesión. Aunque podría argumentarse que las condiciones del mercado están mejorando, un punto de vista alternativo podría sugerir que, en cambio, la situación es de menor demanda, más turbulencia y más ciclos impulsados por el mercado.
– Aceleración de los procesos adaptativos de las escuelas a los nuevos escenarios
La velocidad y la agilidad son cada vez más esenciales y los viejos enfoques gerenciales basados en la estabilidad son menos apropiados. Esto se relaciona tanto con los cambios en el plan de estudios como con la capacidad de respuesta del cuerpo docente a nuevos temas, nuevas investigaciones y nuevas competencias.
– Un mayor énfasis en los proyectos
Quizás en parte en función de tiempos más difíciles, parece que los estudiantes de posgrado y pregrado y los ejecutivos están exigiendo un mayor énfasis en los proyectos, lo que requiere un plan de estudios más ecléctico. Por ejemplo, el desarrollo de un nuevo producto involucra las áreas de I+D, marketing, ventas, fabricación y finanzas. De manera similar, ingresar a un nuevo mercado implica marketing y ventas, así como comunicaciones, fabricación, logística, experiencia legal, etc. Por lo tanto, la cooperación estrecha y rápida entre disciplinas se vuelve muy importante.
– Evitar la obsolescencia de los contenidos curriculares
El diseño curricular tradicional funcional y basado en disciplinas se está volviendo cada vez más obsoleto. La demanda de más MBA generales bien puede continuar, tal vez después de haber tomado un M.Sc. especializado, siempre que las instituciones académicas diseñen vínculos apropiados y significativos entre los títulos especializados y de gestión general y mantengan estándares y normas académicas de calidad sólida en sus ofertas de programas.